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Expresión en la oratoria
Imagina que estás frente a una audiencia y sientes que algunas personas están perdiendo la atención. ¿Cómo reaccionarías?
Empezaré a hacer preguntas al público para involucrarlos en la discusión.
Cambiaré el tono de mi voz o la dinámica del habla para volver a captar la atención.
Intentaré acortar el discurso de manera sutil e ir directamente al grano.
Me centraré en aquellos que todavía están activamente interesados, y me dirijo principalmente a ellos.
Ignoro eso y continúo con la presentación según el plan original.
Tienes la oportunidad de presentar en un evento importante, pero tu tema es controvertido para parte de la audiencia. ¿Cómo lo abordarías?
Busco un punto de vista neutral y trato de que mi discurso sea equilibrado.
Usaré ejemplos e historias para involucrar a las personas en la reflexión sobre el tema.
Plantearé preguntas que les permitan reflexionar sobre diferentes puntos de vista.
No tengo miedo de expresar una opinión clara y la respaldaré con argumentos.
Me aferro a los hechos sin introducir emociones en mi discurso.
Durante tu discurso, notarás que alguien en el público mueve la cabeza en desacuerdo. ¿Qué harás?
Con respeto lo invito a expresar su opinión.
Cambiaré mi actitud para ser más abierto a otras perspectivas.
Sigo con el discurso y no le presto atención.
Estoy tratando de defender mi postura utilizando argumentos adicionales.
Voy a contar un chiste o relajar la situación para aliviar la tensión.
¿Cómo te prepares para una presentación en público si quieres captar la atención de la audiencia?
Analizo quiénes son mis oyentes y adapto mi discurso a ellos.
Practico mi habla frente al espejo o con personas cercanas.
Prepararé solo los puntos básicos y dejaré que el discurso fluya de manera natural.
Me centraré en historias fuertes y emociones que podrían impactar al público.
Me prepararé a fondo los hechos y los argumentos lógicos para que el discurso sea convincente.
¿Qué consideras que es lo más importante en un discurso?
Capacidad para entusiasmar a las personas con el tema.
Precisión y claridad en la expresión.
Capacidad de improvisar y adaptarse a la situación.
Creación de una conexión con el público a través de historias y humor.
Preparación exhaustiva y fundamentación de afirmaciones con hechos.
¿Cómo percibes tu habla en comparación con los demás?
Soy más enérgico y dinámico que la mayoría de las personas.
Tengo tendencia a ser pensativo y serio.
Siento que a veces no sé exactamente cómo expresar mis pensamientos.
La gente me percibe como un orador carismático.
Estoy tratando de hablar de manera comprensible, pero a veces me pierdo en los detalles.
¿Qué emociones sueles expresar con más frecuencia en tu discurso?
Entusiasmo y emoción.
Paz y serenidad.
Humor y diversión.
Compasión y comprensión.
Autoconfianza y determinación.
Imagina que tu audiencia está compuesta por diferentes grupos de edad. ¿Cómo ajustarías tu discurso?
Utilizaré ejemplos universales que resonarán con diferentes generaciones.
Me enfocaré en los valores comunes que todos pueden entender.
Prepararé variaciones en mi discurso y ajustaré mi forma de comunicarme según las reacciones.
Mantendré mi estilo y dejaré en ellos lo que se lleven de eso.
Intentaré involucrar al público con preguntas para entender qué les interesa.
¿Cómo reaccionas cuando te equivocas en un discurso?
Me reiría de eso y seguiría adelante.
Lo diría correctamente y rápidamente volvería al tema.
Intentaría disimular el error de manera elegante.
Abriría honestamente mi error y mostraría el lado humano.
Lo ignoraría y aparentaría que no pasó nada.
¿Cuál es para ti el mayor desafío al hablar en público?
Mantener la atención del público durante toda la presentación.
Manejar la nerviosidad y el estrés.
Ganar la confianza y el respeto de los oyentes.
Formular tus pensamientos correctamente sin desviaciones innecesarias.
Convencer a las personas de su punto de vista.
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