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¿Confías más en tu intuición o en los hechos?
Imagina que tienes que tomar una decisión importante, pero los hechos son incompletos. ¿Cómo procedes?
Confío en mis sentimientos internos, aunque no sé exactamente por qué.
Estoy investigando la información disponible y buscando patrones que me ayuden a decidir.
Busco más datos, sin ellos no me siento cómodo para decidir.
Voy a preguntar a alguien que tenga más experiencia y pueda ayudarme.
Esperaré a que la situación se aclare; si algo no está claro, no hay prisa.
Estás en una entrevista de trabajo y recibes una pregunta a la que no sabes la respuesta. ¿Cómo reaccionarías?
Responderé lo primero que se me ocurra y confiaré en que tenga sentido.
Usaré la lógica y trataré de deducir una respuesta razonable.
Sinceramente admito que no sé, pero explicaré cómo abordaría la respuesta.
Intentaré averiguar qué quieren escuchar de mí y responderé en consecuencia.
Percibo la atmósfera en la habitación y adapto mi respuesta a la energía del momento.
¿Cuál de las siguientes situaciones te describe mejor al resolver problemas?
Sé que algo no está bien, aunque no puedo explicarlo racionalmente.
Necesito anotar los pros y los contras para tener una imagen clara.
Voy por mi intuición, pero luego verifico si tengo razón.
Siempre pregunto por las opiniones de varias personas para tener una perspectiva más amplia.
La intuición a menudo me ayuda, pero a veces la reprimo para ceñirme a los hechos.
Tienes delante de ti dos ofertas de trabajo iguales: una te parece "correcta", pero no tienes razón para ello. La otra es lógicamente más ventajosa. ¿Cuál elegirás?
Esa que me da una buena sensación, aunque no sé explicarlo.
La que tiene más beneficios y mejores condiciones.
Esperaré unos días, si mi sentimiento no cambia, iré tras él.
Consultaré a alguien que me conozca bien.
Intentaré obtener más información para tomar la mejor decisión posible.
¿Cómo percibes tus mejores decisiones en la vida?
Me vinieron de manera muy natural, como si ya supiera que eran correctas.
Fueron basadas en un análisis exhaustivo y en la consideración de opciones.
La mayoría de las veces los hice basándome en un sentimiento, pero luego los justifiqué.
A menudo me llevaron a ello las circunstancias externas o las personas a mi alrededor.
Algunos eran intuitivos, otros racionales; siempre dependía de la situación.
Cuando te decides entre dos opciones, ¿qué te ayuda más?
Sensación en el estómago - si es incorrecta, sé que debo tomar otro camino.
Hechos y argumentos - necesito ver pruebas.
Una conversación con alguien que me ayude a aclarar lo que realmente siento.
Tiempo – a veces basta con unos días y la respuesta correcta se revela por sí sola.
Diálogo interno: trato de unir mis sentimientos y razón en una sola imagen.
Imagina que conoces a una nueva persona. ¿Cómo sabes si puedes confiar en él o ella?
Lo siento, simplemente sé si alguien es confiable o no.
Estoy observando su comportamiento y analizando sus acciones.
Le daré una oportunidad y poco a poco observaré cómo se comporta.
Voy a preguntar a otras personas su opinión y experiencia con él.
Combinaré la primera impresión con el análisis lógico y decidiré más tarde.
Si tuvieras que decidir entre dos consejos completamente opuestos, ¿qué harías?
Elegiré la que más resuena con mi sensación interna.
Consideraré los argumentos de ambas partes y elegiré el más lógico.
Intentaré encontrar un compromiso entre ambas opciones.
Esperaré a ver si la situación se desarrolla de alguna manera y la decisión llegará de forma natural.
Voy a intentar un pequeño experimento: probaré ambos caminos en menor medida y veré los resultados.
Si estás en una encrucijada de decisiones importantes y no sabes cómo avanzar, ¿qué harás?
Me tomaré mi tiempo y esperaré a que la respuesta aparezca por sí sola.
Recopilo hechos hasta que se forme una imagen clara de la solución.
Sigo mi voz interior, aunque no tenga sentido lógico.
Consultaré a alguien que me ayude a comprender mejor la situación.
Tomaré un descanso y me enfocaré en otra cosa; la respuesta vendrá cuando no lo esté buscando.
¿Qué te frustra más al tomar decisiones?
Cuando tengo que ir en contra de mi sentimiento, aunque los hechos digan lo contrario.
Cuando no tengo suficientes datos para tomar una decisión racional.
Cuando otros me presionan para tomar una decisión para la cual aún no estoy preparado/a.
Cuando ambas opciones son igualmente buenas y no sé cuál elegir.
Cuando mis sentimientos y la razón me tiran en direcciones opuestas.
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